#ElPerúQueQueremos

Un poco de mi historia

Publicado: 2012-03-05

En una parte del camino de mi vida que formo mi actual historia, un buen día por mi mal comportamiento y rebeldía, hace muchos años me enviaron a vivir a un lugar para mi desconocido por completo, me sacaron prácticamente a patadas de mi lugar de confort y recuerdo que mientras me llevaban por la carretera rumbo al aeropuerto de Tacna donde debía tomar el avión, yo lloraba a lágrima viva diciéndole a mi madre que por favor no me envíe aquí, que me portaría bien, que no haría nada malo nunca más.

Llegue a Lima y fue un shock para mí. Tuve que adaptarme a un nuevo entorno, entrar a estudiar algo que jamás me hubiera atrevido a estudiar pues no me quedaban más opciones, me habían dado todas las oportunidades y mientras me veía aquí, lejos de mi hogar, de mi barrio, de mi espacio seguro, pensaba que hice por Dios para que sean así conmigo. Aquí no tenía amigos, tendría que enfrentarme al nuevo lugar de estudios lleno de muchachitas vestidas como señoritas (costumbre a la que yo me negaba). Supuse que era parte de mi castigo, pero no pensé en ese momento que era parte de mi destino.

Fue duro para mí el tener que convivir con gente diferente, con costumbres distintas, con una tía jodida, recta, muy severa que me tenía cual soldado de batallón de infantería, aprendiendo a tener la cama bien tendida bajo riesgo de tirar una moneda sobre esta para ver si estaba todo bien estirado, aprendiendo a almidonar las sábanas, lavando mi propia ropa a mano los fines de semana, lavando los platos y cubiertos después de cada alimento de la forma más pulcra, limpiando la casa, pero lo peor de todo, lo más triste y la tortura más espantosa era el no poder salir a vagar por las calles como perrito sin dueño. Esto no quiere decir que yo no sabía hacer nada, sí sabía, pero fiel a mi personalidad de pata de perro, yo prefería mil veces estar en la calle, sentada en la vereda de la esquina de mi casa con esa sarta de vagos malandrines (todos puros hombres) que eran mis amigos del barrio. Para variar, yo era la única mujer entre muchos hombres. Me trataban con respeto, como a un pata más. De todo lo que me paso eso fue tal vez lo que más me afecto, dejar mi territorio.

En el instituto, entre tanta fulana pretenciosa, algunas con poses de ladies, este bicho raro a quien además dos semanas atrás la había atacado una varicela sin misericordia,  fue recibido con miradas extrañas, con esa típica barrida de cuerpo entero que suelen hacer las mujeres cuando entra la competencia, era obvio en ese momento que físicamente esa chica con costras en la cara no era competencia para nadie. Físicamente no, pero mentalmente me llevaba de encuentro a muchas, pues era mayor y había sido tremenda pirañasa.

Luego de que desaparecieran de mi otrora aporcelanado rostro las costras del brote y seca de la varicela, pude hacer algunas amigas, un poco temerosas del contagio supongo porque no puedo negar que me miraban raro y con miedo.

Y pasó el tiempo y como era lógico y de esperar conocí a todo el mundo, desde el carretillero que vendía golosinas en la puerta, hasta la directora y dueña del centro de estudios.

Jamás pensé que ingresar al instituto de secretariado haría un cambio en mi vida y que en ese lugar del cual me resistía a seguir sus reglas y a estudiar protocolo y tanta cojudez que no me serviría de nada, conocería a algunas personas que realmente hicieron la diferencia.

Una de ellas fue una joven que usaba lentes como yo, de cabello negro largo, siempre con el estuche de maquillaje para arreglarse cuando era necesario, fue la amiga con la que tuve más afinidad. La verdad no recuerdo en que preciso momento fue que iniciamos nuestra amistad y supongo que fue con el pasar de los días y la continuidad que nos hicimos amigas. No creo que la química haya sido instantánea, pero solo sé que congeniamos muy bien.

Un día de aquellos en los que tenía que tomar una combi de transporte público para atravesar la ciudad y llegar a clases, me paso algo que le pasa a mucha gente todos los días en esta perra ciudad.  El cierre de mi maletita donde llevaba mis cuadernos se había malogrado y yo no quería cambiarlo, me llegaba, no me daba la gana de mandarlo a arreglar. Entonces puse en mi billetera marca ACME todo el dinero para pagar la mensualidad del instituto y mi almuerzo de todos los días, pero muy tonta yo, provincianasa a más no poder, metí la billetera en el bolsillo de mi saco del uniforme para no llevarla en el maletín y por muy cojuda me apretaron bien en la combi (por eso ooooodio las combis), me metieron la mano al bolsillo y se llevaron mi billetera. No avanzo la combi más de unos pocos metros y bajaron los ladrones, a quienes no vi, pero supe que me habían robado y que eran ellos cuando vi como tiraban en la vereda mi hermosa billetera ACME que había comprado en el Bazar Ilo en mi pueblo natal. Y pense: Por la puta madre! Me cagaron, me robaron, no tenía nada de dinero, tendría que decirle a mi vieja lo del robo y encima solo contaba con algunas monedas para pagar mi pasaje de ese día. Me entraron ganas de llorar de rabia, de cólera, de impotencia, de preocupación.

Al llegar al instituto, me esperaban mis amigas a quienes les conté lo que me había pasado, las muy lindas me acompañaron en mi dolor, me consolaron, me animaron pero solo una a la hora del almuerzo compro el almuerzo para las dos y así lo hizo durante todo el mes. Eso es algo que yo nunca olvido y que jamás, mientras viva, olvidaré.

Karina Tello, ese día se inscribió en mi historia con un chorro de mayonesa en círculos mismo ojo de loco sobre una pizza de jamón y queso, que era lo que solíamos comer casi siempre. En ese momento, ella me demostró sin palabras lo que era ser un amigo de verdad, sin esperar nada a cambio, tal vez solamente un gracias. La Kari se gano no solo mi gratitud y respeto, si no también mi cariño que serán eternos y se volvió mi yunta, mi chochera, mi causa, mi compañera, mi compinche, mi confidente, mi hermana o como digo yo: Mi sister, y sigue siendo eso, alguien a quien yo respeto con el alma porque a pesar de que ella nunca ha sido una persona desmostrativa (solo cuando se enoja y reniega que parece abuelita cascarrabias), no ha cambiado ese espíritu solidario, compasivo, respetuoso y justo que siempre tuvo y que la hizo merecedora de mi cariño y lugar privilegiado en mi lista de personas especiales.

Yo siempre he pensado algo, que en el largo caminar de nuestras vidas hay personas que en algún momento se cruzan en nuestro camino. Unas pasan sin pena ni gloria, sin dejar un rastro o una miserable huella, pero hay personas que pasan y dejan una huella que es casi casi como un tatuaje en la vida de quien tiene la fortuna de conocerlas.

Karina una vez me regalo una foto donde salimos las dos y en una parte de la dedicatoria decía que me agradecía mucho por acompañarla en ese evento en el que participo y que esperaba seamos amigas hasta la vejez. Siempre recuerdo esa parte. La verdad que no quisiera llegar a ser vieja jajajaja me gustaría quedarme así joven como el retrato de Dorian Gray, joven y bella. Estoy segura de que será así, seremos amigas hasta la vejez y creo que mucho mucho más allá.

Escribí esto como mi primer post de este blog que he querido abrir hace mucho tiempo para poder publicar todas las estupideces, locuras y pensamientos que siempre me atrevo a decir en público sin temor a la crítica de nadie porque siempre digo que no le debo nada a nadie, pero hay personas a quienes le debo el placer, la alegría y la fortuna de contar con su presencia en mi vida.

Hoy es cumpleaños de Karina y tal vez cuando ella nació hace ya unos varios años (no voy a decir cuantos), jamás se imagino que tendría una amiga loca, desatada y lengua larga como yo.

Gracias Kari por nacer y regalarme tu gran amistad y tu cariño de hermana. Tú me has demostrado que la amistad verdadera no tiene precio.

Elva Tocunaga

Lima, 5 de marzo de 2012


Escrito por

Elva Tocunaga

Fotógrafa desconocida, madre, hija, hermana, amiga. Amo leer. No le tengo miedo a las palabras bien dichas y siempre digo lo que pienso.


Publicado en

Sin Miedo a las Palabras

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